martes, 8 de julio de 2014

Poemas de Guerra (una visión poética de la I Guerra Mundial)


AUTOR: Wilfred Owen
TÍTULO: POEMAS DE GUERRA
(Edición, traducción y notas de Gabriel Insausti)
102 Páginas
ACANTILADO
ISBN:978-8415277-30-9


    La casualidad ha querido que mientras buscaba información sobre la I Guerra Mundial, o más en concreto sobre obras literarias o autores que hubiesen abordado en sus escritos este acontecimiento histórico, me encontrase en una de las estanterías de una de las bibliotecas a las que suelo acudir con una pequeña joya literaria. Ya en la entrada del pasado 29 de junio dedicada al centenario del atentado terrorista que supuso el detonante del estallido de la primera Gran Guerra del siglo XX ofrecí alguna que otra pincelada de autores y/u obras que abordaron en su momento el devenir del conflicto bélico en sus múltiples matices, pero en este caso el pequeño hallazgo merece una entrada, una especial atención y considerarla como joya literaria, como obra a tener en cuenta para conocer las impresiones del conflicto mencionado.

    Muchos son los escritores (narradores, poetas, ensayistas) que se enrolaron en sus respectivos ejércitos y decidieron ayudar a su país como acto de patriotismo en un conflicto bélico en el que participaron muchas de las naciones del continente europeo, y algunas del resto del mundo. Y algunos de ellos cambian su idea inicial sobre la guerra, sobre sus motivaciones iniciales en la participación de este conflicto, para denunciar las atrocidades cometidas por los ejércitos, por los oficiales, por los poderes  políticos, así como para mostrar las penurias tanto de la población civil como de los soldados.

    Para otra ocasión quedan las referencias narrativas de obras y autores, pues también desde la poesía se plasmó todo aquel período en sus múltiples matices, en sus variadas vivencias y posibles inquietudes y sinsabores.

    Wilfred Owen (1893-1918) es uno de esos autores que se enrolaron transcurridos unos meses después del inicio del conflicto bélico al que hago referencia. Este poeta y posteriormente soldado de origen inglés ingresó en el ejército en 1915 y es considerado el principal poeta de la I Guerra Mundial. Quiso el destino que poco antes de la firma del armisticio falleciera.

     Los poemas de Wilfred Owen abordan las diferentes cuestiones que a este poeta inglés le tocó vivir como soldado, así como una crítica a la guerra y al patriotismo divulgado por las naciones para motivar a los soldados y a la población civil.

      Siegfried Sassoon, otro de los poetas, de los autores, que vivieron en primera persona, como soldados del ejército correspondiente, la guerra, fue el máximo referente para Wilfred Owen.

     Y para concluir una muestra de la obra poética de Wilfred Owen que hemos recibido como legado:

   
       LAS POSIBILIDADES

           La noche antes del jaleo -m'acuerdo bien-
         le dimos al palique y así nos enteramos.
         "Amigo- dijo Jimmy, que sabía lo suyo-,
         sólo pueden pasarte cinco cosas:
         te desmayas, te hieren-grave o leve-
         te tumban o te salvas con tu miedo.

         A uno de nosotros lo partió un cañonazo.
         A otro lo acertaron y perdió las dos piernas.
         Un tercero- en palabras que usan los hipócritas-
         quiso el azar que lo pillara Fritz.
         Yo no tuve un rasguño, a Dios sean dadas,
         pero más le daré si otra vez cae una herida.
         En cambio, el pobre Jim no está vivo ni muerto.
         "Una de cinco", nos decía; él tuvo todas:
         herido, muerto, prisionero, todo el lote
         le tocó de una vez. Jim está loco.
                 
                    (página 67)


       LAS ARMAS Y EL MUCHACHO

           Que el muchacho compruebe sobre esta bayoneta
          qué frío es el acero, su codicia de sangre;
          qué malvado también, como el rostro de un loco,
          y qué hambre de carne delata su concepto.

          Que acaricie asimismo romas y ciegas balas
          que ansían alojarse en el pecho de un hombre
          o dadle unos cartuchos con los dientes de zinc,
          certeros como el trazo del dolor y la muerte.

          Pues sus dientes son sólo capaces de sonrisa, 
          tras sus dedos no acecha ninguna garra oculta
          y Dios tampoco ha puesto espuelas en su pies
          ni cuernos en la fronda de su espeso cabello.

                      (página 37)

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