jueves, 14 de agosto de 2014

En un lugar de la mancha... (desde otra posible perspectiva)



    "En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme..."

  Leer esta frase nos permite vagar por nuestra mente y recordar las primeras palabras que Miguel de Cervantes escribió de su obra magna, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, o popularmente más conocida como El Quijote. Sudor, lágrimas, así como sonrisas, podríamos decir que ha provocado la lectura de esta inmensa obra de la literatura castellana y universal a numerosos estudiantes o a muchas personas que han querido adentrarse en sus páginas, en las innumerables aventuras y desventuras del hidalgo Quijano, el caballero Don Quijote de la Mancha, y su amigo, y fiel escudero, Sancho Panza.

   Pero el gran interrogante que puede surgir a cualquier docente o a cualquier persona que pretenda fomentar la lectura no ya de esta obra (para mí de especial predilección, y tal vez sea por mi pasado como estudiante de filología o por el buen hacer de algunas profesoras de literatura castellana) sino de tantas otras es cómo motivar a una persona- de la franja de edad que sea- para que se interese por la lectura de uno de los clásicos de la literatura castellana y universal y  que pueda disfrutar de sus páginas o cómo transmitir la importancia de lo que allí se cuenta.

   Cómo plantear la lectura de una obra temida- por su extensión especialmente- por la mayoría de estudiantes y que sea una obra motivadora. Ahí está el quid de la cuestión: la motivación de leer una obra de tal calibre.

    Muchos y variados interrogantes se pueden seguir formulando ante la cuestión del fomento de la lectura o de cómo es de "atractiva" esta obra de siglos atrás y que a día de hoy todavía perdura y de la que se han realizado numerosas ediciones y traducciones, mas no es mi intención en el día de hoy de abordar en su extensión la obra de El Quijote ni de convencer a nadie de su lectura (solo indico que es totalmente recomendable y adentrarse más allá de lo que se explica: muchos son los temas que se tratan y que se pueden tratar en un debate literario). Como apuntaba, para muchos estudiantes, o no tan estudiantes, la lectura de El Quijote puede resultar una aventura algo tediosa, pero para quien quiera adentrarse por primera vez en sus páginas puede hacerlo a partir de otras expresiones literarias, como puede ser una novela gráfica.

   Sí, el género literario de la novela gráfica también se ha atrevido con esta singular obra de Don Miguel de Cervantes y creo que a través de ella uno puede acercarse sin miedo, sin excesivos problemas a esta novela. Verdad es que no son substituibles, pero sí me aventuro a decir compatibles.

   No sabía yo de su existencia, pero en una de esas visitas a librerías descubrí la adaptación de Don Quijote a la novela gráfica, realizada por Rob Davis, dibujante inglés.

Título: Don Quijote
Adaptado e ilustrado por Rob Davis
(versión en castellano de José C. Vales)
Ediciones Kraken
Año de publicación: 2014
290 Páginas.

La adaptación a la novela gráfica de Rob Davis aborda las dos partes de la obra de Miguel de Cervantes. En sus viñetas y de manera particular, pero totalmente comprensible, trata las diferentes aventuras y desventuras de los dos personajes principales, el hidalgo Alonso Quijano y el labriego Sancho Panza, como el choque de Don Quijote con los molinos de viento o las burlas sufridas por Sancho Panza, por citados dos de los ejemplos más señalados. Los rasgos de los personajes, la fuerza de las escenas se han conseguido plasmar en esta singular novela gráfica.

Vale la pena adentrarse a este personaje tan especial, a esta novela tan singular, desde otro punto de vista como es la novela gráfica.

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