domingo, 30 de noviembre de 2014

Novelas que no te dejan indiferente (II): Legado en los huesos, de Dolores Redondo



Autora: Dolores Redondo
Título: Legado en los huesos
Año de publicación: 2013
550 páginas
Destino Ediciones. Colección Áncora y Delfín
ISBN: 978-84-233-4745-2


 Cuando una novela te deja un buen sabor de boca y deseas leer esa segunda parte que sabes que existe pues la has visto publicada, la has visto en librerías y en las bibliotecas donde sueles acudir y la has visto comentada, y con buenas críticas sobre todo, en algunos blogs literarios, actúas en consecuente. Esto es, intentas encontrar un ejemplar y, sobre todo, y lo más importante para un lector seguidor de novela negra, el momento adecuado y la tranquilidad necesaria para leer esa obra literaria y degustar ese "manjar" de las letras.

   Ha querido la casualidad que acabase de leer la novela, que comparto hoy, y empezase a escribir estas líneas, la misma semana que el tercer libro de la trilogía de la que forma parte esta novela se publicase y se presentase entre otros puntos, en la Librería Negra y Criminal de la ciudad de Barcelona (presentación a la que finalmente no pude asistir).

   Como apunté cuando publiqué la entrada de El guardián invisible (ver aquí) esa novela me entusiasmó al ser algo diferente a lo habitual, al presentar elementos que te atrapaban como lector y que, como seguidor de novela negra, no sueles ver en ninguna obra literaria de este género literario. Pues bien, con Legado en los huesos, he vuelto a tener esa misma sensación que con la primera novela de esta Trilogía del Baztán. De nuevo ese "algo diferente" ha hecho acto de presencia dejando otro buen sabor de boca y captada la atención desde el primer momento.

   Legado en los huesos es la segunda novela que Dolores Redondo ha escrito de la Trilogía del Baztán y tiene, de nuevo, de personaje protagonista a la inspectora de homicidios de la Policía Foral de Navarra Amaia Salazar, una figura clave en esta serie literaria, pero que está muy bien secundada por una serie de personajes (su marido James, su tía, sus hermanas, el inspector Montes, su equipo de investigadores, etc) para nada secundarios que le aportan parte de la esencia de lo que es Amaia Salazar y que son complementarios.

Quien quiera acercarse a esta segunda novela es preferible que antes se inicie con El guardián invisible. En esta segunda novela de la trilogía se dan ciertas pinceladas de la historia  personal y familiar de Amaia que se hace necesario que sea casi imprescindible leer primero El guardián invisible para después acercarse a Legado en...

Asimismo, la trama policial, aunque sean casos diferentes a resolver, presenta, a mi modo de ver, cierta continuidad, pues la acción criminal inicial guarda relación con uno de los casos planteados por la autora en la primera novela y se desarrollo en la misma localidad de origen de Amaia: Elizondo y el valle del Baztán, donde viven su tía y sus hermanas.

  ¿Qué podemos apuntar de Amaia Salazar? Si en la primera novela teníamos a esta inspectora de policía preocupada por no poderse quedar encinta en Legado en los huesos el tema de la maternidad vuelve a hacer acto de presencia. Dolores Redondo, la autora de esta trilogía, nos presenta a una Amaia que logra quedarse embarazada y presenta  toda una serie de inquietudes, de dudas, que se van resolviendo a medida que transcurre la acción narrativa merced a la ayuda, a los consejos de su tía, de su entrañable marido James, especialmente.

  Uno de los puntos fuertes de esta novela, de las dos novelas leídas hasta el momento de la Trilogía, es la evolución de Amaia Salazar como personaje. Vemos cómo su camino vital va avanzando. La autora logra acercarnos a esta inspectora de homicidios y lo hace abordando temas como el de la maternidad, el del nacimiento de un bebé (en un primer momento piensan que será niña, pero -cosas del destino- será un niño), la conciliación laboral, las relaciones familiares (y no solo me refiero a la familia biológica sino también a la política).

 Combina Dolores Redondo, de ahí ese "algo diferente" explicado anteriormente, dosis de realidad con una trama policial, con la presencia de asesinatos, de muertes violentas, de hechos desgarradores.




   "Una fuerte contracción la obligó a detenerse. Apoyada en el paraguas e inclinada hacia delante aguantó la impresión de terrible pinchazo en la parte baja del vientre, que se extendió hasta la cara interna de los muslos, provocándole un calambre que le arrancó un quejido, no tanto de dolor como de sorpresa por la intensidad. La oleada decreció tan rápido como había llegado.

[...]

La certeza de su hija creciendo en su interior había supuesto en su vida el bálsamo de calma y serenidad que siempre había imaginado y que en aquel momento había sido lo único que podía ayudarla a afrontar los terribles hechos que le había tocado vivir y que unos meses antes habían acabado con ella."

[...]


 Otro de los puntos fuertes de esta novela negra es la presencia de la mitología popular navarra. Si en la primera novela contábamos con la figura del basajuan como elemento mitológico en esta segunda volvemos a contar con otro personaje de la tradición popular, el tarttalo. Mas no solo podemos leer y observar aspectos de este personaje, sino también elementos de la tradición de los pueblos que se han transmitido oralmente y que seguramente en muchas regiones aun perviven ciertas creencias, ciertos seres mitológicos o ciertas tradiciones.

   (pág 65)

  "...es un mairu-beso, y para que lo sea de verdad debe proceder del cadáver de un infante que haya fallecido sin haber sido bautizado. Antiguamente, se creía que tenía propiedades mágicas para proteger a los que lo llevaban como antorchas, y que el humo que emanaba de ellos tenía un poder narcotizante capaz de dormir a los habitantes de una casa o un pueblo entero, mientras sus portadores realizaban sus fechorías "buriles."

   

 (pág 87)

 - Tarttalo, conocido también como Tártaro y como Torto es una figura de la mitología vasco-navarra, un cíclope de un solo ojo y gran envergadura, extraordinariamente fuerte y agresivo que se alimenta de ovejas, doncellas y pastores, aunque también aparece como pastor de sus propios rebaños en algunas referencias, pero de cualquier modo, siempre como devorador de cristianos.Cíclopes semejantes parecen por toda Europa, en la antigua Grecia y Roma. En el Pais Vasco tiene una gran importancia entre los antiguos gascones, aunque los datos relativos a su presencia se extienden hasta bien entrado el siglo XX. Solitario, vive en una cueva, que según la zona se ubica en unos parajes o en otros, pero no en lugares tan inaccesibles como la diosa-genio Maria, sino más cerca de los valles donde pueda surtirse de alimento para calmar su voraz apetito de sangre. El símbolo que lo representa es el único ojo en mitad de la frente y desde luego los huesos, montañas de ellos que se acumulan en las entradas de las cuevas, fruto de su bestialidad.."

 [...]


 De esta novela mucho se puede decir- y seguramente me dejo muchas cosas en el tintero en esta entrada-, pues hay muchos temas paralelos realmente interesantes y que hacen diferente esta novela respecto de otras (creo que es una novela que aborda temas que acercan al lector y transportar a este a la historia como si fuera Amaia Salazar): el tema de la maternidad, el tema de las relaciones familiares y materno-filiales (en este aspecto la historia familiar de Amaia merece una entrada diferente dados los matices, dados los aspectos a tener en cuenta para conocer a este personaje femenino), el tema histórico de los agotes, entre otras cuestiones.

Asimismo, en Legado en los huesos contamos con prácticamente los mismos personajes principales que vimos en El guardián invisible y aparecen nuevos como el Juez Marquina, el Doctor Sarasola, entre otros, que ayudan a digerir esta novela negra.

 ¿Es, por tanto, novela recomendable? Mi respuesta no puede ser otra diferente al sí, pues es una novela que te atrapa desde el primer momento, con unos giros que no prevees, con unas tramas muy bien construidas, con unos personajes, sobre todo el de Amaia Salazar, muy bien construidos, a mi modo de entender. Eso sí, es necesario, e imprescindible, leer la primera parte de la trilogía para poder acercarte a esta segunda novela para poder entender ciertas cuestiones que en ella se narran.


domingo, 23 de noviembre de 2014

Mes de la no novela (IV). Una mirada diferente de la realidad en La mujer precipicio, de La Princesa Inca



   En ciertos periódicos de tirada nacional suelen  publicar en su contraportada entrevistas a personas de todos los ámbitos de la sociedad que tienen algo que aportar, explicar y/o compartir. Personas que pueden ser populares (por el hecho de estar vinculados a asociaciones de diferentes ámbitos de la sociedad, por estar presentes en los medios de comunicación, etc.) o personas del todo desconocidas para el gran público, para el lector ocasional de diarios. Algunas de esas entrevistas te llegan a atrapar de alguna manera y decides saber más del tema del que esa persona en concreto habla o adquirir aquella obra que ha publicado.

    En marzo de 2011 en la contraportada de La Vanguardia se publicó una entrevista de esas que te hacen reflexionar, que te hacen querer seguir profundizando en el tema o adquirir, por considerarlo de interés. El día de su publicación pude leer la entrevista y decidí guardarla para mi hemeroteca personal (suelo recortar y guardar desde hace algunos años noticias - educativas, literarias, de índole social, etc- que para mí tienen cierto interés y largo recorrido). Y estos días, fruto de la casualidad, he vuelto a ver y leer esa entrevista que   concedió Cristina, más conocida como La princesa Inca, colaboradora del programa radiofónico de La Ventana de la Cadena Ser (en los tiempos en los que Gemma Nierga era la conductora del programa de radio de la franja horaria de la tarde), a raíz de la publicación de un libro de poemas escritos por ella. 

   El aspecto diferencial de Cristina respecto a otras poetas u otras personas que se dedican de alguna manera a la escritura es que en su día estuvo ingresada en un hospital psiquiátrico por un trastorno esquizoafectivo. Es además miembro de la Asociación Socio-cultural Radio Nikosia, una emisora de radio en la que sus trabajadores son personas diagnosticadas con algún problema mental y que busca alejar el estigma de dicha problemática.

   En la entrada del día de hoy quiero compartir -y rescatar de las estanterías- ese poemario que publicó tiempo atrás, y que tuve la oportunidad de adquirir. Una serie de poemas cargados de fuerza, de simbolismo, que te invitan a reflexionar, a ir más allá.

 
Autora: La princesa Inca
Título: La mujer precipicio
Año de publicación: 2011
172 páginas
Editorial Libros del silencio
ISBN: 978-84-938531-1-2



MIS MARIPOSAS

 Desde el cuerpo hasta la boca  yo sueño mis mariposas,
duermen conmigo, silenciosas hijas mías, 
No les obligo a nada  más que a llorar si llora su madre...
Yo, giganta blanca de agua, víspera del desorden, yo, la Muda,
Yo, grandísima mariposa extraña.


ELLA ERA UNA PUERTA PELIGROSA

Ella era una puerta peligrosa al mundo.
Abismos, sangre y desorden escupían sus dientes...
Y debajo de sus manos escondía el cuchillo de haber existido
cerca de los límites.
Los ojos normalmente grandes se oscurecían para bendecir su
dolor,
tenía perfil de Dolor..
Ella era una puerta peligrosa.


La mujer precipicio es el poemario publicado por Cristina /La princesa Inca y estos dos poemas que he deseado compartir en esta entrada del blog son una pequeña muestra de lo que nos podemos encontrar en este libro poético. En esta obra, quien tenga la misma oportunidad que he tenido yo de tenerlo entre mis manos, hay poemas que reflejan las inquietudes de Cristina, la intensidad de los pensamientos, de las vivencias...

Es un poemario a tener en cuenta no solo por la fuerza de sus poemas sino porque también refleja algo diferente respecto a otras obras del mismo género literario y permite acercarnos a un mundo que creemos lejano sin serlo, así como tener en cuenta otra visión de las necesidades educativas especiales.




domingo, 16 de noviembre de 2014

Mes de la no novela (III): Descubriendo la esencia de la vida en Todo está en nada, de Amelia Cobos.




    Visitar blogs literarios te permite no solo encontrar otros puntos de vista, otras temáticas a las que no les sueles dedicar especial atención- por falta de tiempo, por desconocimiento o por otros intereses literarios-, sino también descubrir textos literarios realmente interesantes de los que no tienes idea de su existencia y, por tanto, decides anotarlo en una lista (interminable a día de hoy) de lecturas (novelas, novelas gráficas, textos poéticos, cuentos, etc.) a tener en cuenta para disfrutar del placer de la lectura en un futuro no muy lejano.

   Gracias a Libros que voy leyendo descubrí hace algunas semanas un texto literario que es el que en el día de hoy quiero compartir y que  tras su adquisición por canales poco convencionales (al menos para mí dado que suelo adquirir los libros que leo ya por la vía del préstamo bibliotecario, la mayoría de ocasiones, ya por la compra en librerías- sean de segunda mano o no- he podido leer.

   Leer un texto literario, en el caso que me ocupa en esta entrada se trata de un cuento, de poco más de 70 páginas en una semana puede inducir a un error de apreciación, pues hay quien puede pensar que su lectura ha sido algo poco productivo o motivador. Nada más lejos de la realidad. Que haya tardado cerca de una semana en leer esas poco más de 70 páginas quiere decir que Todo está en nada de Amelia Cobos (una joven autora barcelonesa) es un cuento que te invita a reflexionar, a captar el más mínimo detalle para profundizar en lo que la autora nos desea transmitir, a saborear una joya literaria como pocas.

   
Autora: Amelia Cobos
Título: Todo está en nada
Año de edición: 2013
76 páginas
ISBN: 978-84-616-6992-9


   " Ser un niño de once años, un caluroso verano, y quedarse sin vacaciones resultaba un fastidio...Carlos lo sentía así desde que su madre le había explicado que, este año, no podían permitirse veranear. Su madre era una mujer hermosa, trabajadora y dulce, se querían mucho pero siempre estaba demasiada ocupada para jugar. Carlos ya se había acostumbrado a ello, pero tres largos meses de verano metido en casa, se le hacían difíciles de soportar."

[...]

   (página 11)
  

  " Por la mañana, y pese a haber dormido poco, Carlos madrugó. Su madre continuaba durmiendo, y al ser domingo, no quiso despertarla. Se vistió a toda prisa, se preparó un bol de ferales con leche de avena y desayunos mientras escribía una nota para ella, donde le decía que volvería a casa hacia el mediodía. Al final del mensaje añadió: "¡Que tengas un gran día, mamá!" y dibujó una cara sonriente. Después salió del domicilio para visitar a su amigo."

 [...]

 (página 35)

  Entre el primer fragmento y el segundo que he querido compartir de este cuento hay en Carlos, el niño de once años protagonista de la historia, una evolución merced a que encuentra a alguien, o mejor debería decir, algo especial que le permite en los diferentes momentos en los que se encuentran reflexionar, encontrar respuestas  a las dudas que se le plantean o que le plantea ese "algo" diferente (y que bien podría ser, sin serlo propiamente en este caso del cuento, nuestro propio yo interior en los momentos de autoevaluación, de reflexión personal). Respuestas que le permiten a Carlos enfocar desde otra perspectiva su relación con los demás, su relación incluso consigo mismo. Y al final de este texto literario observamos una evolución en la percepción del niño, en el modo de enfocar las diferentes cuestiones o situaciones de la vida.

   Es Todo está en nada un relato proyectado para un público joven, aunque a tenor de lo leído, de la esencia de la obra, también los adultos podemos leerlo, y más cuando es un texto en el que de alguna manera se trabajan las emociones, y así podemos enfocarlo si lo llevamos en el ámbito educativo (creo que es una lectura totalmente recomendable para llevarla al aula, para trabajarla como docentes con nosotros mismos como tales para después proyectarlas hacia los niños que tengamos en las diferentes situaciones educativas que se puedan plantear en el día a día); así como la percepción de que existe otra manera de vivir. Y es que es así, y más teniendo en cuenta que vivimos marcados por lo inmediato, por realizar todo con precisión sin hallar las respuestas adecuadas, sin pararnos a reflexionar sobre el sentido de lo que nos rodea. Y Amelia Cobos con Todo está en nada nos ofrece algo de luz entre sus páginas.

   No sé si esta entrada del día de hoy ha logrado transmitir una mínima parte de la esencia de este relato, de la importancia de la gestión emocional y del sentido de las cosas en nuestra vida, interior y exterior, pero quien desee acercarse más a este relato puede conseguir mayor información en Todo está en nada. Y es aquí, en esta página web, donde también podéis adquirir la obra (¿recordáis mi comentario de más arriba acerca de la adquisición de libros por canales poco convencionales, al menos para mí?) poniéndoos en contacto con la autora que, una vez efectuada la correspondiente compra, os lo envío por correo convencional, incluso con dedicatoria si así lo precisáis y deseáis.





domingo, 9 de noviembre de 2014

Mes de la no novela (II). Relatos a tener en cuenta: ¿Cuánta tierra necesita un hombre?, de León Tostoi





   Un "pequeño" objetivo que me he marcado, aunque esto es como los propósitos que uno pronuncia cada inicio de año y que acaban por no realizarse por los motivos que sean, es rescatar del (casi) olvido de las estanterías de mi habitación aquellos libros que he ido adquiriendo y que voy dejando para otro momento por razones varias. Ya comentaba en otra entrada tiempo atrás que solía leer la mayoría de libros que me compraba o me regalaban unos dos años después (al menos esa es la media), aunque hay casos puntuales que no superan esa barrera temporal. 

 Pues bien, para la entrada del día de hoy, y como continuación del reto genérico del mes de noviembre dedicado a la no novela, quiero compartir un relato que vi  y decidí adquirir hace unos tres aproximadamente y que hasta hace unos días no había tenido la oportunidad de rescatarlo de la estantería y leerlo (si, lo sé, no tengo casi remedio. Tres años pueden ser excesivos....Lo confieso: soy en ocasiones un pelín desastre. No lo tengáis en cuenta...)


Autor: León Tosltoi
(con ilustraciones de Elena Odriozola)
Título: ¿Cuánta tierra necesita un hombre?
Editorial: Nórdica libros
66 páginas
Edición de 2011
ISBN:978-84-92683-35-2


Si menciono las novelas Guerra y paz o Anna Kárenina muchos de los que pasáis por este blog o los que paséis por esta entrada y la leáis os vendrá a la cabeza rápidamente el nombre de un conocido novelista ruso del siglo XIX: León Tolstoi, escritor referente de la literatura rusa y universal y autor de novelas tan representativas del panorama literario que a día de hoy siguen leyéndose, aunque también es autor de otras novelas que tal vez no hayan sido tan analizadas, adaptadas a formato cinematográfico o tan conocidas como esas dos obras literarias.

Pero como pasó con la poesía de Robert L.Stevenson en la última entrada publicada en este blog con el desconocimiento de su obra poética también me pasó lo mismo cuando vi ese relato breve de Tolstoi, pues ignoraba que hubiese cultivado otro género que no fuera el novelístico. Y es que ¿Cuánta tierra necesita un hombre? es un relato breve con mucha carga de profundidad.


"Pajom, el dueño de la casa, estaba tumbado en lo alto de la estufa y escuchaba lo que decían las mujeres. 
- Es la pura verdad- exclamó-. Ocupados desde pequeños en cultivar a nuestra madre tierra, no tenemos tiempo de pensar siquiera en tonterías. ¡La única pena es que disponemos de poca tierra! ¡Si tuviera toda la que quisiera, no tendría miedo de nadie, ni siquiera al diablo!
Las mujeres acabaron de beber el té, charlaron un rato de vestidos, recogieron la vajilla y se fueron a la cama.
El diablo se había sentado detrás de la estufa y lo había escuchado todo. Se había alegrado mucho de que la mujer del campesino hubiera inducido a su marido a alabarse: se había jactado de que, si tuviese mucha tierra, no temería siquiera al diablo.
- De acuerdo-pensó el diablo-. Haremos una apuesta tú y yo: te daré mucha tierra y gracias a ella te tendré en mi poder."

 [...]

La avaricia rompe el saco o Quien mucho abarca poco tiene. Son estas dos frases hechas, dos expresiones que apuntamos muchas veces y que en las 66 páginas de este relato se ajustan a la realidad, pues tenemos a Pajom, un campesino con familia, que va buscando más tierras para poder disponer de muchas más ganancias y poder sin pensar que esa ambición le puede acarrear consecuencias y problemas de gran envergadura. Hace todo lo posible, incluso se traslada con la familia a otras regiones, para poder abarcar más, aunque no sé da cuenta, cegado por la ambición, que la vida es mucho más sencilla y que con poco puede vivir sin excesivos contratiempos.

Poco más podría apuntar de este relato breve, pues desvelaría el argumento completo, aunque espero que haya podido transmitir la esencia de lo que el autor quiso transmitir en su día con este texto literario y que sigue vigente a día de hoy.

Apuntando esto seguro que podemos pensar en muchas situaciones de la actualidad de hoy en día que reflejan muy bien lo expuesto en esta novela breve de Tolstoi, en esta parábola de la ambición de las personas, de la humanidad.

Cierto es que el único punto negativo que podría apuntar de este escrito, al menos esa es mi sensación, es que el autor apunta como posible culpable de la ambición de Pajom al diablo o al papel que juega este en el futuro del hombre, del campesino, aunque tal vez esto podría ser un recurso literario para reflejar con cierta fidelidad la sociedad en la que vivía el autor, dado que Tolstoi es un autor adscrito a la corriente realista.

Relato totalmente recomendable, amén de la edición manejada pues las páginas de este relato, editado y publicado por la editorial Nórdica, están acompañadas de ilustraciones de Elena Odriozola.



lunes, 3 de noviembre de 2014

Mes de la no novela (I): Poesía de Robert Louis Stevenson




    Ya estamos en el mes de noviembre (no sé por qué, pero tengo la sensación que el tiempo pasa demasiado rápido) y con él un nuevo horizonte literario, mas en esta ocasión por un camino diferente al habitual, pues como apunté el pasado 18 de octubre en una entrada me había apuntado a un reto algo diferente, algo especial y es que desde vi la publicación de un reto genérico para el mes de noviembre de Libros que hay que leer consistente en dedicar este mes a géneros no novelísticos, esto es, a poesía, teatro, ensayo, cuentos. Géneros, por otra parte, a los que no le dedico demasiado tiempo habitualmente, y menos en este blog. Así que, me aventuro a descubrir lecturas, a leerlas y a compartirlas en este mes de noviembre.

 Y el primer paso dado es para....Robert L. Stevenson, novelista y ensayista, amén de poeta escocés del siglo XIX

  


   
   Resulta gratificante encontrarte con obras que no conocías de autores clásicos, de autores, cuyas obras fueron de tu etapa de adolescente y con las que creciste (como otros tantos personajes literarios como Nino, el conocido joven protagonista de El lector de Júlio Verne, de Almudena Grandes que se introdujo en el placer de la lectura inicialmente con las novelas de Verne para una vez concluida su obra continuar con La isla del tesoro de Robert L.Stevenson). Y es que para esta primera entrada del reto del mes de la novela quería empezar o con los cuentos de Edgar Allan Poe (tal vez en otra entrada) o de Mercè Rodoreda, pero, como podéis ver con esta entrada del día de hoy, cambié de opinión nada más ver en la sección de poesía de la biblioteca, donde resido y del que soy habitual, esta obra:

  
Autor: Robert L. Stevenson
Título: Poemas
(selección y traducción de Carlos Pujol)
Año de esta edición: 2000
259 páginas
La veleta
ISBN:84-8444-023-0

 
   Para mí ha sido un gran descubrimiento encontrar esta joya literaria, pues desconocía que uno de los autores más representativos del siglo XIX, y que nos ha dejado como legado literario un gran número  de, sobre todo, relatos, de novelas de aventuras (La isla del tesoro, La flecha negra, entre otras) hubiese cultivado el arte poético.  Y es que ¿quién no ha vivido las aventuras narradas por Robert L. Stevenson? ¿Quién no conoce a este autor? Muchos de nosotros, incluido un servidor, hemos crecido con sus novelas, con las novelas de otros autores como Júlio Verne, de la misma época y que aun hoy día siguen vigentes sus obras literarias.

       En tus leales ojos puedo ver

       En tus leales ojos puedo ver
       el faro salvador que va a guiarme,
       tras mucho navegar por mares hondos,
       a la quietud de puertos en verano.

          Tu voz suena lo mismo que esos pájaros
        que el cansado marino oye en el mar;
        senda al abrigo del mar de la vida
        tu leal corazón es para mí.
   
            (pág 259)


         El invierno

    En los días más fríos, cuando en el callejón
  los petirrojos buscan
  inútilmente bayas y semillas,
  veo como unas flores que relucen 
  en el cristal de mi ventana,
  lo que traza el invierno con su lápiz de plata.
  Cuando la nieve cubre la colina
  y los desnudos bosques enmudecen;
  cuando en la helada ciénaga callan los becardones
  y todo el patio está anegado en lodo, 
  junto al hogar la risa de los leños
  hace que nazcan las rosas más bellas,
  hechas flores de fuego.
  
(página 165)

   
Siempre es gratificante descubrir nuevas obras, descubrir que ciertos autores que creías que solo se habían, o se han, dedicado al género novelístico también han caminado por otros senderos literarios.

   

   

domingo, 2 de noviembre de 2014

Va de retos lectores (I): Episodios de una guerra interminable (II): El lector de Julio Verne

Autora: Almudena Grandes
Título: El lector de Júlio Verne
Tusquets Editores
417 páginas
ISBN: 978-84-8383-388-9


Segundas partes nunca son buenas. Esta es una afirmación que se suele apuntar cada vez que se emite o se publica una secuela o una segunda parte de una película, serie o novela que ha obtenido buenas dosis de crítica y público y  en ocasiones contiene tal expresión cierta dosis de verdad. Y como en toda máxima, en toda regla no escrita, puedes encontrarte en más de una ocasión excepciones a lo expresado.

   Y así pasa en la novela que deseo compartir en el día de hoy y que forma parte del reto-lectura conjunta de la serie de novelas que a día de hoy conforman los Episodios de una guerra interminable. Esto es, El lector de Júlio Verne, de la escritora Almudena Grandes.
Verdad es que esta segunda novela de los Episodios no puede considerarse segunda parte como tal, aunque tenga cierta relación. Son novelas realmente que se pueden leer de manera independiente entre sí.

   Ya os podéis imaginar por lo expuesto que El lector de Júlio Verne tiene a partir de ahora un lugar destacado en la memoria de lector y un espacio relevante en el apartado de narrativa española ideal para releer tantas veces como sea necesario. El lenguaje narrativo, la historia en sí no se hacen tan posiblemente densas como en algunos pasajes de la primera novela de esta serie de Episodios con los años de la guerra civil y años de la postguerra como telón de fondo (Inés y la alegría). Ayuda, todo hay que decirlo, que un niño de unos 9 años sea quien transmita la historia, quien narre todo lo que va sucediendo y esa mirada infantil contribuye a que la novela gane en calidad narrativa, en que veamos a los distintos personajes de una manera diferente, en que el peso, la importancia de lo narrado no se diluya y en que podamos imaginarnos, merced a esa mirada infantil, cómo es cada personaje, cómo puede actuar cada uno de los personajes destacados de la novela.

   SI en Inés y la alegría la acción narrativa transcurría en tierras catalanas para pasar a territorio francés (de un episodio histórico poco conocido al trabajo realizado desde la clandestinidad de numerosos ciudadanos para transmitir unas ideas democráticas) en esta novela de El lector de Júlio Verne el contexto se sitúa en un pueblo de Andalucía con lo que el posible contraste es evidente y significativo.

   Fuensanta de Martos es una localidad de la sierra de la provincia de Jaén y es en este enclave donde transcurre el hilo narrativo de esta segunda novela que forman parte de los Episodios de una guerra interminable.  Y sí, esta novela vuelve a ser una novela que recrea aspectos de la Guerra Civil y de los años inmediatamente posteriores, pero el aspecto diferencial de esta novela respecto a otras es el planteamiento que hace Almudena Grandes de la historia, el enfoque, así como uno de los temas abordado y cómo es planteado como es la cuestión de las guerrillas y el papel de la guardia civil en los pueblos donde las diferencias políticas, de ideales, eran evidentes y relevantes que marcaban la convivencia diaria.

   " Los de mi infancia fueron los peores, y a los nueve años yo ya tenía muy claro que no quería ser guardia civil, que no quería volver a viajar esposado a un prisionero, que no quería vivir en una casa cuartel, que no quería darle miedo a la gente, ni saber que escupían al suelo en cuanto les daba la espalda, ni que me hicieran la pelota el alguacil y el boticario..." (página 33)

 [...]

   Como apuntaba el punto de vista que nos ofrece Almudena Grandes en esta singular novela es la visión de un niño de 9 años que narra en primera persona lo vivido, aunque lo hace desde el recuerdo de ese mismo personaje como adulto, con lo que el matiz es relevante. Por tanto, tenemos a Nino, un niño de 9 años, que vive con su familia en el cuartel de la guardia civil del pueblo y cuyo padre es guardia civil. Sus padres intentan, dada la estatura de su hijo, enseñarle otro camino diferente al de la guardia civil (un camino que él no quiere seguir, aunque los pasos dados  prefieren darlos en secreto para evitar ser acusados de complicidad con aquellos hombres y mujeres que se convierten en guerrilleros y se van de los pueblos dirección los montes de la zona.

   El tema base de esta novela es la cuestión de las guerrillas, en la tensión entre las familias de los hombres y mujeres que residen en el pueblo, pero que ven como estos para intentar una vida mejor deciden pasar al monte y luchar a su manera los ideales, en la represión que sufren estos al dar y ofrecer apoyo a esos guerrilleros. Una tensión que se refleja en las acciones de un conocido bandolero, de nombre Cencerro, que firma sus robos con la leyenda  "Así paga Cencerro" en billetes de 20 duros y que lleva a prohibir una canción en teoría nada peligrosa, pero que sirve de acicate a quien reside en el pueblo ( Tengo una vaca leche lechera / No es una vaca cualquiera...), en los momentos en que la guardia civil captura, tortura o mata a alguno de los guerrilleros o alguno de sus familiares. Tensión que el mismo Nino ve y sufre cada vez que pasa dadas las miradas recibidas y dado que ningún niño desea jugar con él.

   Teniendo en cuenta lo leído puedo apuntar que esta novela, a mí modo de ver, es una novela coral, aunque la voz narrativa sea la de Nino, la del niño de 9 años con su mirada infantil, pues la presencia de personajes relevantes y que tienen un rol que marca el devenir de los acontecimientos, que definen de alguna manera el futuro de Nino son claves en esta novela.
 Pepe el Portugués (un forastero que se instala para vivir en un molino viejo y con el que Nino comparte momentos de pesca, reflexión, confesión y al que le introduce- merced a una novela que le cambiará por completo en el futuro en muchos aspectos- en el mundo literaria de Júlio Verne-. Es además Pepe el Portugués un personaje destacado de esta novela que guía los pasos de Nino, que nos deja pasajes realmente intensos, divertidos e interesantes, y que hace indicar que nada es lo que parece), Romero, Sanchís, Doña Elena (otra figura clave de esta novela que transmite a Nino, entre otras cosas, su gusto por la lectura con diferentes obras literarias de Júlio Verne. Un escritor que le hace tener otro punto de vista, otra visión de la vida), Paula, Cencerro...

  Es una novela independiente respecto a la anterior novela, al primer episodio de esta serie, de este proyecto que ha iniciado Almudena Grandes. Se puede leer, por tanto, sin haber leído la primera, aunque hay algunas referencias -algunos guiños podría apuntar- a Inés y la alegría-.

   "Sí que la había visto, no habría podido no verla porque estaba en una pared de la oficina, clavada con cuatro chinchetas. Era un retrato de grupo, unos quince hombres vestidos de paisano, entre los que se reconocía muy bien a Elías, por el flequillo, a Celestino, por esa frente tan ancha que había dado al lugar al mote de su familia, a los dos Fingenegocios, y a algunos más, posando con tres o cuatro mujeres, entre ellas Fernanda la Pesetilla, que llevaba un uniforme blanco, como de cocinera, y estaba colgada del brazo de su marido, Nicolás Saltacharquitos. En aquel retrato había también dos desconocidos, uno altísimo, con el pelo rizado y unas gafas que debían de estar muy sucias, porque de sol no eran, pero tampoco dejaban ver bien sus ojos [...] Todos ellos estaban plantados en una acera, delante de la puerta de un bar, o un restaurante, en cuyo toldo aparecía un nombre que cualquiera, de nosotros sabía leer de un tirón, "Casa Inés, la cocinera de Bosost".

 [...] (página 375-376)


¿Novela recomendable? Por supuesto que sí. Es una novela que desde el primer momento te atrapa, te motiva a leer más, a reconocer que nada es lo que parece, que nadie es quien parece ser, a identificarte con algunos personajes y vivir la acción desde la óptica, desde las vivencias de ese personaje, a hacer más de una lectura para descubrir en cada una de ellas matices, aspectos, temas secundarios que te permiten descubrir otros mundos, otros temas con los que investigar por tu cuenta.

 Deseando estoy conseguir la tercera novela de la serie (Las tres bodas de Manolita) para seguir con el reto de Almudena Grandes y sus Episodios de la guerra interminable y seguir disfrutando de la lectura, aunque creo que dejaré pasar un tiempo prudencial para seguir con otras lecturas y volver a Almudena Grandes con otro ritmo.