martes, 21 de marzo de 2017

Poesía. 21 de marzo: Día Internacional.


La UNESCO en una sesión celebrada el 15 de noviembre de 1999 en la ciudad de París declaró que cada 21 de marzo se celebrase el Día Mundial de la Poesía al reconocer el valor del arte poético como símbolo de la creatividad de las personas. 

 Aprovechando tal circunstancia literaria he querido con esta nueva entrada rendir mi particular tributo al género poético, mas cuando pensaba en cómo plantear ese homenaje aparecieron las dudas acerca de si citar a los clásicos, si hacer referencia a creaciones poéticas que nos han dejado huella en uno u otro sentido, ya como lectores esporádicos, ya como consumidores habituales, ya como estudiosos en la materia o estudiantes de Filología.

 ¿Quién no recuerda los estudios del medievalista Martí de Riquer acerca de la poesía trovadoresca? ¿ O quién no ha leído o ha tenido referencias de los poemas de Antonio Machado, Pablo Neruda, Francisco de Quevedo, Salvador Espriu y un largo etcétera de autores del panorama literario nacional e internacional? ¿O quién no ha escuchado los versos de Joaquín Sabina, Ismael Serrano u otros cantautores? Y es que la música también es lenguaje poético y merece un hueco en un día como el de hoy. 

 Mas pese a que este 2017 se cumplen 100 años del nacimiento de Gloria Fuertes y pese a que algunas universidades e instituciones, como el Instituto Cervantes, han aprovechado la jornada de hoy para realizar diferentes actividades en homenaje de tan singular poeta española de la Generación del 50, o Generación de la Postguerra, merece una entrada diferente en otro momento del año 2017.

Así pues, las dudas que se me plantearon sobre cómo tratar el Día Mundial de la Poesía se disiparon cuando encontré por las estanterías de mi habitación dos obras de dos autores diferentes, y además de dos épocas totalmente diferentes, que esperaban pacientemente que dirigiese mi atención hacia donde se encontraban. Y hete aquí de mis dos recomendaciones para el día en el que nos encontramos.

Estoy hablando de: 

  - El viento comenzó a mecer la hierba, de Emily Dickinson                                                 


Nacida en 1830 esta poeta estadounidense es considerada una de las voces literarias en habla inglesa más significativas, si bien ese reconocimiento llegó póstumamente, pues en vida de la autora solo fueron publicados, y de manera anónima, cinco de sus poemas.

Por tanto, su obra quedó inédita hasta pocos aso después de su fallecimiento no siendo hasta la segunda década del siglo XX que empezó a valorarse su ingente obra poética (se le atribuyen cerca de 2000 composiciones).

El viento comenzó a mecer la hierba es una selección de poemas de la autora publicada por la editorial Nórdica Libros (capítulo, o entrada, aparte se merece esta editorial u otras que rescatan del olvido obras realmente interesantes o publican interesantes antologías como la que muestro de El viento comenzó a mecer la hierba). 

 Esta antología bilingüe, ilustrada por Kike de la Rubia, recoge una muestra de la obra poética de Emily Dickinson donde encontramos algunos de los principales temas que la autora abordó en sus creaciones: el amor, el tiempo, la muerte, etc. 

 Dos de los poemas que aparecen en esta antología: 

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                      El viento comenzó a mecer la hierba.
                     Con ruidos graves y amenazadores
                     envió una amenaza a la tierra
                     y otra amenaza al cielo

                     Las hojas se desprendieron de los árboles
                     y se esparcieron por todas partes.
                     El polvo se arremolinaba,
                     como agitado por unas manos, 
                     y por el camino se alejaba.

                     Las carretas se apresuraban en las calles.
                     El trueno, lentamente, se desató;
                     el relámpago mostró un pico amarillo
                     y una lívida garra a continuación.
   
                         [...]

                                              445


                       Fue justo en esta época del año, cuando morí.
                       Me acuerdo que oí el maíz,
                       cuando me llevaban, junto a las granjas.
                       El maíz tenía aún los penachos erguidos; 

                       pensé qué amarillo estaría
                       cuando fuera al molino Richard
                      Y, entonces, quise salir, 
                      pero algo me lo impedía.

                      Imaginé lo rojas que se verían las manzanas
                      en los claros de los rastrojos,
                     y las carretas, parándose por los campos
                     para recoger las calabazas. 

                         [...]

Ismael Serrano es uno de los cantautores españoles más aplaudidos de la escena musical actual con una extensa discografía y tiene la influencia de otros cantautores significativos como Joaquín Sabina, Aute, Serrat. 

Aplaudida y valorada es también su compromiso y colaboración con Amnistía Internacional, con Las Abuelas de la Plaza de Mayo, con la UNRWA (la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina), entre otras, como sucede con otros cantautores.

 Personalmente conocía la faceta musical de Ismael Serrano, aunque a decir verdad apenas había escuchado sus canciones hasta que descubrí por casualidad en una librería de Barcelona Ahora que la vida, un libro de poemas. De hecho, su primer poemario. Un poemario de apenas 139 páginas en el que el amor transita por sus versos. 

                 Regreso a ti

              Regreso a ti
              como el agua a las cuencas
              en esta mañana de lista de espera y batas blancas.

                Ciclogenésis explosiva zarandeando mi cuerpo,
              árbol sin hojas, lleno de nudos e inscripciones
              hechas por el amor y su navaja.

              La nieve amaga como el futuro que no vemos,
              ave quemada por el cable de alta tensión,
              cartones de leche vencida durmiendo en la nevera.

                                     [...]

                Esperándote

                Este silencio de cocina vacía,
                este alfiler clavándose en el párpado,
                esta ausencia tuya grazna
                encaramada a perchero sin abrigos.
                Te echo de menos, ya ves, 
                y el autobús en que viajas
               es la góndola en la que Venecia
               se llena de brindis y guirnaldas,
              el balcón repleto de oscuras golondrinas,
              la fiesta que uno admira mientras llueve
              al otro lado del cristal de la ventana. 

                             [...]






1 comentario:

  1. Reconozco que ser buen poeta es difícil; y este país ha tenido y tiene muchos de los buenos. Lo que pasa es que yo no leo poesía. Un beso.

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